martes, 24 de enero de 2017

Prólogo de Un cuento espacial

"Me pregunto si hay vida inteligente más allá..." haciendo referencia a más allá de sí mismo a la par que en la tierra. Él es el pájaro que decide caminar solo. Cuando vas solo te cuesta más volar que si vas en grupo porque tienes más viento en tu contra, y si decides caminar es porque no tienes prisa. Miras al espacio exterior, y miras el cielo, y ves más allá de donde ningún otro pájaro libre ha visto antes. Y no te puedes evitar preguntar: -¿Habrá vida inteligente más allá?

Y como te gustaría salir de dudas piensas en cómo podrías contestar. "¿Se tiene que ver el más allá más de cerca, no? Así que se te ocurre un plan para acercarte a ver mejor. Decides irte a lo más alto de la ciudad. Al lugar más alto. Ves muchas casas altas, edificios desde donde puedes divisar terrazas más altas. Pero un campana suena mucho más allá, mucho más alto que donde estabas y decides poner rumbo hacia allá. Cuando te das cuenta, empiezas a pensar que desde la catedral seguro que no lo verás mejor, además, ya hay muchos intentando mirar desde ahí, pero parece que el reflejo del dorado Sol les impide ver más allá, les ciega tanta luminosidad. 

Otra idea que surgió fue ir al edificio más alto, aquel rascacielos del centro tan importante,
 pero otra vez, y esta vez peor, muchísimos cuervos no contentos con intentar mirar más allá que nadie, miran de reojo a otros rascacielos más pequeños cuando puede que ellos quieran lo mismo, pero sin menoscabar a los que están más abajo intentando mirar más allá de un día de nublados rascacielos. De estos había unos pocos cuervos, ya que de lo oscuro que es su traje la luz los calienta demasiado como para que el calor les hiciera sentir algo diferente que la sensación agobiante de ser ellos mismos, notando su cuerpo con cada gota de sudor resbalando por su negro plumaje.
Incluso desde el Everest hace demasiado frío como para poder pensar más allá, en vez de solo sentir dentro ni llevando trajes naranjas ni de ningún tipo de colores.

Para cuando atardecía yo y unos cuantos llegábamos a una pequeña cima verde y natural. Bajo la montaña, nubes. Nubes bajo nuestros pies.

-Yo me pregunto si hay vida inteligente aquí.
-Oye, sin faltar.
-No, me refiero, si están entre nosotros...

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