martes, 18 de agosto de 2015

Ciencia Ficción (Introducción). Un cuento espacial.

Prólogo: Un cuento espacial

No por tener alas puedes volar en el mar,
ni por tener aletas nadar por el aire,
no, eso seguro que no.
Solo puedes entrar y rozar el aire,
el mar, y los elementos un instante,
y volver al lugar de donde perteneces.

"Me pregunto si hay vida inteligente más allá..." haciendo referencia a más allá de sí mismo a la par que en la tierra. Él es el pájaro que decide caminar solo. Cuando vas solo te cuesta más volar que si vas en grupo porque tienes más viento en tu contra, y si decides caminar es porque no tienes prisa. Miras al espacio exterior, y miras el cielo, y ves más allá que ningún otro pájaro libre ha visto antes. Y no te puedes evitar preguntar: -¿Habrá vida inteligente más allá?

Y como te gustaría salir de dudas piensas en cómo podrías contestar. "¿Se tiene que ver el más allá de más cerca, no? Así que se te ocurre un plan para acercarte a ver mejor. Decides irte a lo más alto de la ciudad. Al lugar más alto. Ves muchas casas altas, edificios desde donde puedes divisar terrazas más altas. Pero un campana suena mucho más allá, mucho más alto que donde estabas y decides poner rumbo hacia allá. Cuando te das cuenta, empiezas a pensar que desde la catedral seguro que no lo verás mejor, además, ya hay muchos intentando mirar desde ahí, pero parece que el reflejo del dorado Sol les impide ver más allá, les ciega tanta luminosidad.

Otra idea que surgió fue ir al edificio más alto, aquel rascacielos del centro tan importante, pero otra vez, y esta vez peor, muchísimos cuervos no contentos con intentar mirar más allá que nadie, miran de reojo a otros rascacielos más pequeños cuando puede que ellos quieran lo mismo, pero sin menoscabar a los que están más abajo intentando mirar entre un día de nublados rascacielos. De estos había unos pocos cuervos, ya que de lo oscuro que es su traje la luz los calienta demasiado como para que el calor les hiciera sentir algo diferente que la sensación agobiante de ser ellos mismos, notando su cuerpo con cada gota de sudor resbalando por su negro plumaje.
Incluso desde el Everest hace demasiado frío como para poder pensar más allá, en vez de solo sentir dentro ni llevando trajes naranjas ni de ningunos colores.

Para cuando atardecía yo y unos cuantos llegábamos a una pequeña cima verde y natural. Bajo la montaña nubes. Nubes bajo nuestros pies...
Introducción a la ciencia ficción:

Un gallo criado entre gallinas, separados al nacer, que no produce huevos lo tienen encerrado, y finalmente deciden liberarlo. Al final se lo come un lobo, y muere también cruelmente entre las fauces de este, pero ¿no es así como debería de ser?
Yo cuando pienso en grajas pienso en un granjero cuidando a sus gallinas y que se ha descuidado a la hora de seleccionarlos y está encerrado improductivamente el pobre gallo, no me lo imagino como el holocausto de las aves como las explotan en las granjas y acaban en el matadero después de haber pasado torturas inimaginables. Y sino sirve para hacer nugets.

Por eso no puedo ser capaz de imaginar tanta brutalidad y falta de "humanización" y por eso hago del mundo una idealización de la realidad o, más bien, el camino ha seguir. Y si los alienígenas vienen para llevarse nuestras vacas os aseguro que es para salvarlas
Pensé, "Voy a ser el primero en hacer contacto con vida inteligente alienígena, a ver si luego me matan por eso." y luego resulta que no. Prefería morir de una forma difícil, por el FBI, la CIA o los técnicos de investigación aeroterráquea español porque lo que es inteligencia militar por aquí hacía falta. Somos muy del CSI, pero apenas tenemos dos astrolabios que den noticia en pantalla en el telediario.

En una de mis salidas nocturnas para perderme con el coche por la montaña encontré un telescopio con una antena estretoscópica también -o así sonaba a mi- abandonada a la suerte del que la encontrase pa' él.
Lo cierto es que quien hubiera estado aquí no recogía desde hace tiempo, pensaba entrando por la puerta. Huellas de coches habían fuera marcadas en el barro como esperando, y no por mi coche que aparqué lejos en unos matorrales sin recordar ahora mismo si cerré o no con llave. La puerta metálica golpeaba tras mi paso dejando una habitación lúgubre y con un olor a podredumbre y ratas mojadas por alguna alcantarilla cercana. Se respiraba la humedad del ambiente, pero olía como rancio y ácido al mismo tiempo, tanto que invitaba a taponar con los dedos las fosas de la nariz con el propósito de dejar de respirar. El problema se pasó entonces a la boca ya que este olor se podía hasta saborear. Di a la luz. Y vi cómo gusanos masticaban alrededor del agujero dejado por la trayectoria de una bala entre ceja y ceja que resultó alojarse impactada en la pared metálica, al otro lado del sillón del que supuse que era científico debido a su bata blanca tintada con tonos rojos oscuros.

Me acerqué hasta la mesa donde estaba el estetoscopio gigante y divisé en el cielo algo gigante. Era un planeta verde. Pero con pocos aumentos. Decidí cambiar eso girando una ruedecilla en el macroscopio y entendí la catástrofe. La catarsis del científico pudo ser revelada. ¡Había vida inteligente al otro lado!
Pero esto, claramente había sido un asesinato. Alguien habría entrado, alertándose del inmediato descubrimiento hecho público de alguna forma ante los medios de comunicación y fuerzas gubernamentales -que vaya terminación para alguien que trabaja de funcionario chupando del bote- habían irrumpido y le habrían asestado tal rápido disparo certero que ni él mismo habría podido reaccionar de otra forma que con miedo. Se le veía en la pose congelada en el instante de su muerte. Sufriría un rigor mortimer cuando apretó el gatillo. Por lo que, seguramente, estarían de camino para llevarse al cadáver que permanecía impasivo por su boca tan abierta y un ojo entreabierto cuando el otro estaba cerrado. Algo les habría hecho tener que salir y marchar para poder encargarse de limpiar la zona. Quizás se encargasen de eso los CSIs y esto quede en un susto para la prensa quien por supuesto habría borrado a tiempo toda prueba evidente de vida más allá... en otra Tierra. ¿O habrán sido los extraterrestres los que lo habrían matado al verlo? No lo descarto, quizá eran tan majestuosos o extraños que sufrió un shock en el instante... a no, que murió de un disparo.
Quién sabe, quizá pudo haberse dado la vuelta en su sillón de ruedas y el origen de la trayectoria del disparo fuera otra...

Una nota del por lo visto religioso y creacionista científico estaba encima de la mesa: "Si encuentro vida inteligente me pego un tiro." Aunque quién lo diría, más bien parecería un apuesta rusa con uno mismo por su tal respuesta tan exagerada. ¿Habrá estado así con cada planeta al que habría estado mirando y observando por primera vez en la historia del espacio?


Ciencia Ficción

"El mundo estaba rodando como de costumbre en la oficina. El dinero seguía fluyendo y yo no daba crédito."
-Hola, buenas.
-Por favor, siéntense. -mientras se estrechaban la mano.
-Venía con mi amigo que ya está un poco mayor para hacer una póliza de seguro de vida. Tiene un trabajo un tanto arriesgado...
-Pero eso no se lo digas.-replicó entre dientes.
-Díganmelo a mi, que soy banquero. Bueno, para empezar haremos un simulacro.
-¿De incendios?
-Hmmm, no.
-Ahora eres tú el que deberías cerrar el pico. -rechinaba.

Al otro lado, en el despacho abierto continuo se podía ver una cola y en primera fila un alien siendo rechazado su solicitud de préstamo.
-Lo sentimos, no es solvente.
Seguido de un rugido inanimado, inhumano e infernal, la criatura se cogió y engulló entero al hombre trajeado que se encontraba al otro lado en un sillón negro reclinable con ruedas, sin dejar más que un mocasín sobre la mesa.

-Le voy a hacer una serie de preguntas y usted debe responder relajadamente. -con total sinceridad, y rápido.
-¿Profesión?
-No.
-¿Fuma?
-Sí, gracias.
-¿Tiene hijos?
-Pues no lo sé.
Giró la pantalla e hizo ver a sus clientes por cuánto les saldría la gracia mensualmente.
-Esto cubre el seguro por accidente. Se le paga el doble si es transporte público. Espera, no, ha cambiado la norma vigente. No, cobraría lo mismo.
-Bueno, muchas gracias señor. -respondió estrechamente. -Creo que tenemos que pensarlo detenidamente.
-¿Pensar? ¿Qué tenemos que pensar? ¿Y si me ahogo en la piscina, o me caigo en la cantera de azufre?
Salíamos de la oficina, y un alienígena era arrestado por la policía nacional por el atentado contra la seguridad e integridad del banco universal más importante de la zona. Un acto nada recriminable, la verdad.
-Las leyes están para cumplirlas. ¿Hace falta que le lea sus derechos en su idioma o entiende perfectamente el español?
Sacando su lengua de camaleón y negando con su cráneo alargado cual casco apretado en la cabeza de Marge Simpson, produjo un sonido de absorta negación. No se supo nunca más del banquero a quien se había zampado. Por lo visto los jugos gástricos de estos seres de más allá de la vía láctea, eran tan rápidos en la digestión como potentes y eficaces.

-No doy crédito... -señalaba un banquiero alperiodista tras el atentado alien en el Banco Intergaláctico.

Mi compañero murió, y sus últimos deseos antes de morir fueron “No deseo una tumba bonita, ni ramos caros, prefiero que os lo gastéis en prostitutas espaciales en mi nombre y que corra por mi cuenta el polvo estelar que os echéis.” Tras su funeral, y el acto de celebración en una capilla, fue incinerado. Su ataúd de madera de caoba con un tono rojizo le envolvía cual envoltorio de chocolatinas marcianas.

Al otro lado de la incineradora, se encontraba un extraño extraterrestre que realizaba horas extra. Debido a la creciente criminalización y mortificación hasta la extenuación de los esclavos humanos de la tercera y cuarta edad que se mantenían como robles en pie tras una fuerte ventisca y nevada producida por un día común de eléctricos nubarrones. Este ser pelaba y trituraba los huesos de todos los difuntos que por allí pasaban sin convertirlo mas que en excrementos alienígenas. En lugar de las cenizas directas, se devolvían los restos calcinados en un tarro de porcelana china barata mientras que el ataúd se reciclaba.

Como cada año, por el día de todos los santos, iba a visitar a mi amigo al cementerio local, donde no había sido enterrado. Lo sabía. Pero era la única forma que tenía de ir a rezarle a alguna parte y entregarle su respectivo ramo de flores. Era un cachondo, sabía que era alérgico, pero lo hacía por joder. Tampoco las habrías podido oler.
Unas extrañas flores, convertidas de las petunias, una alteración genética juntada con violetas.

El enterrador parecía un ser de lo más común y normal de entre los enterradores. Tenía un abundante bigote grisáceo, una gorra y un tono bastante pálido de piel para ser un trabajador diurno, sosteniendo su barbilla sobre su pala, hacía noche junto a la verja de la entrada mientras otras señoras mayores terminaban el día de los muertos vivientes haciendo la velada en vela de madrugada.

Cuando hubieron recogido, y la cera se fundió en un manto rosáceo derretido sobre la lápida de piedra que tapaba algunas inscripciones echas, surgía de entre los árboles un ente con forma de árbol que se movía lentamente pero seguro por cada tumba enterrada. Hincaba su pico inferior en la tierra cual árbol ata sus raíces en tormenta al suelo para terminar degustando con gusanos, tierra, ropa y todo los restos sin vida de los difuntos. Santos inocentes y no tan inocentes dejados a su suerte bajo tierra de una Tierra invadida por seres de otros planetas.

Recordaba estar en un bar tomándonos algo en lo que yo consideraba que era “nuestro siglo”.
-¿Te has preguntado alguna vez cómo cortarán verduras en el espacio?”
-¿Qué? No. ¿Hay verduras en el espacio? Frescas, me refiero.
-El problema es que si hay, que las plantarán digo yo, necesitan una superficie para apoyarlas que le afecte la gravedad.
-¿Y no se quemarán de los rayos del sol? Digo yo...

Un astronauta español hablaba por teléfono mientras aterriza en la luna y otra nave pasaba de fondo a lo lejos.
-Si tío, ¡Alunizando estoy! Como te lo digo.

-¿Es posible que nos mezcláramos dos formas de vida con principios diferentes? ¿Una terrestre y otra extraterrestre?
-Nunca lo sabremos...
-"Antes de preguntaros si los aliens estarán ahí para orientaros, preguntaron si los mosquitos (moscas y demás seres) no está ahí para o por algún motivo. Luego ya podréis pensar cómo tratar a las criaturas con las que os encontréis."-relpicó el dueño del bar espantando moscas.

-Y cuando miro no vuelven a estar ahí:
<<Aliens, en la cama, en todos lados, por todas partes. Nos han invadido hace mucho tiempo, yo ya lo sé.
Miro al borde de mi cama y han desaparecido, pero sé que estaban ahí hace un momento apuntándome con su arma supersónica.
Y aparecen y desaparecen porque tienen la voluntad y la tecnología para hacerlo, para teletransportarse si hace falta desde su nave nodriza
para atemorizarme.
-¡Qué alunizaje! Digo, aluzinante.
-No tiene que ser gracioso, es lo que me pasa a mi a diario. Y me obligan a dormir en contra de mi voluntad.>>


sábado, 8 de agosto de 2015

Algunas peculiaridades del corazón

No soy muy dado a creer en la inteligencia superior, extraterrestre ni si quiera artificial, pero hace no mucho me llegó un correo a mi móvil que abrí con sumo cuidado cual postal o carta enviada por la CIA. Decía algo que yo, en mi estado de embriaguez intelectual, traté de descifrar a cada frase que alguno osaría aventurar a llamarlo verso.

Con el corazón abierto te lo entrego

¿Es posible que tuviese las costillas abiertas cual un costillar de cerdo en una carnicería se tratase? ¿O simplemente puede que sea un alien asomando cual niño en un paritorio por la zona equivocada? ¿Sería posible que fuera alguna especia de táctica ninja? ¿Una operación a corazón abierto tal vez? O puede que se esté entregando a la policía a punto de morir la víctima tras atrapar a su encarnado y carnicero homicida.

de pleno pecho

Quizá sería la imagen de una niña entrando en la pubertad.

en pie, derecho latía

Sí, sin duda había cobrado vida, era una animación del propio corazón sacado de sus entrañas bombeante y aún no sin vida tratando de hablar. La tía debía ser diestra puesto que sobreentiendo que lo había cogido por las manos.

te entrego éste sangrante latido

Sin duda la poesía no es lo mío.

que es mi alma y mi olvido.

Ahora no sé por qué no puedo dejar de pensar en cangrejos.


Inspirado en Philip K. Dick

jueves, 23 de julio de 2015

del inglés, Freak

La ciudad estaba llena de cuadrados torcidos rojos que no paraban de viajar a gran velocidad chocando con los otros elegantes y rectos de negro.
Planilandia era un sitio muy hostil en tiempos de crisis.



No hacía mucho tiempo que la paz se había destruido por un extraño plano beige que había invadido todo el universo en dos dimensiones. Algunos sospechaban que pudiera ser un círculo, un dedo, o un agujero negro a otra dimensión desconocida, algo que asustaba hasta el más pintado.
-¡Eh! -se quejaba el círculo.
-Me refiero al círculo entero, un redondel, una pelota en tres dimensiones.
-Ah. ¿Y eso qué es? No te explicas bien. Odio al rarito éste que habla de cosas que no entendemos nadie. Mal, eh, puta.
Algunos referían llamarlo friki.

Malevich, Black Square and Red Square, 1915; Óleo sobre lienzo


viernes, 1 de mayo de 2015

Mejor que Benjamin Button

He vivido al revés
Primero lo tuve todo como un jubilado falto de amor
luego la vida me daba palos como a un adulto
y ahora viviré como un niño el resto de mis días...
no me ha salido tan mal.

[Insertar corto Yo y mi hermano el especial aquí]

domingo, 12 de abril de 2015

Pasando la trasnoche en vela encendida

No había ni tiempo para cambiar nuestras postura, ni si quiera de mano. Yo estaba a la izquierda, y ella tenía mucho mano derecha,
sabía lo que se hacía, pero el ambidiestro era yo y ella la reservada.
Más tarde, después de caricias y preliminares, jugábamos a hacernos daño.
-Imbécil.
-Zorra.
Y después a violaciones.
-¡No! -y ya se imaginan el resto.
También cambiábamos los roles, las papeles y los rollos, pero siempre éramos el uno con el otro, para el otro.
La delicadeza no cabe en un juego erótico donde las bofetadas, cachetes y ahogamientos están a la orden de la noche.
Yo ya no sabía dónde empezaba un olor corporal y terminaba el mío propio, pero el amor que nos teníamos se respiraba en el ambiente.
El aire era entre denso y húmedo del calor de nuestros aparatos, aunque el calefactor estuviere apagado. Sonreíamos y nos echábamos miradas
desafiantes
como cuando por la calle mirábamos a otros y otras. Con la bisexualidad se nace, pero una mente perversa y sincera se hace. Desde muy joven,
por suerte, o por desgracia, habíamos perdido ya toda la inocencia.
Sin embargo no éramos capaces de controlar nuestros impulsos y acciones en mitad de la noche. Los despertares matutinos con gratas sorpresas y
alegres desayunos no eran para nosotros. Y aún así nos poníamos melosos como fingiendo que no iba con nosotros.
Hay miedos y debilidades, pero los abrazos, besitos y "cariños" no deberían ser uno de ellos; terrores nocturnos, miedos reales al mañana,
y a no perder el tiempo sí.
Nos calentábamos artificialmente cuando hacía frío, pero habríamos la ventana cuando hacía calor. La puerta, entreabierta,
porque la luz de la habitación era demasiado.
No fuese a entrar un gato, entrejúntala.
Y así lo hacía, con las piernas. Y como quien manipula dos palancas, apretándolas, tocándolas de arriba a abajo y separándolas o llevándolas arriba,
me sentía vivo de gritar y sentir por experiencia sus gemidos.
-Haces mucho ruido en la cama. -tenía razón, y no precisamente durmiendo, aunque luego cante por lo bajini para mi.
En realidad es el único lugar donde puedo desentonar, ya que mi trabajo es muy estricto y repetitivo. Una pena que no pueda compartirlo con el público,
aunque ciertamente sea un espectáculo nada convencional digo de grabar una serie entera... pero necesito las dos manos.
Mi cámara puede esperar a verlo más tarde. Aunque no me preocupen las proposiciones indecentes, las posiciones nuevas ni las posturas contrarias entre ambas partes,
no es un partido político ni uno de fútbol que ver en lugar de observar a mi amada armada hasta las medias de lana.
La luna fue llena tres días atrás, pero aún queda el reguero que duró lo que tardó la luna llena en dejar de serlo.
Llevaba mis canciones en el cuello, y, sin embargo, había dejado la música detrás. A un lado, a mi derecha, mi amante discerniendo para sí cómo levantarme mejor, yo,
a la izquierda, cómo poder despertarme y seguir soñando como hasta ahora lo hacía de bien.
Lo único que comimos fue la ambrosía de nuestro ser. Y, entonces, morimos de hambre.
Nadie se puede alimentar solo de fluidos... pero sí que no pasamos en ningún momento sed.

domingo, 4 de enero de 2015

Reynoland

Érase una vez, no, mejor, borrar, borrar. Hubo una vez, no, muy antiguo. Había una vez... muy cómico.
En cualquier caso, estaban no una, sino muchas veces -siempre que lo recuerdo- una multitud en una casa de árbol llena de enanitos que vivían en medio de un jardín junto al castillo de las princesas que estaba lleno de flores que brillaban en la oscuridad. Había plantas de todos los colores, amarillo fosforito, fucsia, granate... de todos los colores, porque en un mundo mágico y, como todos saben, en los mundos mágicos hay montones de animales y seres salvajes de lo más extraños que te podrías encontrar. Todo cuanto pudieses imaginar estaba por allí: un león alado con patas de elefante y caparazón de tortuga, un pegaso con tres cuernos y patas de cebra, una sirenita con cabeza de y cola de caballito de mar, un mono calvo con el culo azul y cuernos, un hipopotamo delgado con el cuello de jirafa y colmillos de cocodrilo, un rinoceronte...
 incluso los animales extinguidos como los dinosaurios pero en versión diminuta: podías ver un diplodocus bebé beber del río con su largo cuello en un charco pequeño.
Era un mundo fantástico.
Y lo mejor de todo, es que lo reinaban princesas. Sí, princesas. No había reinas ni reyes, no se sabe por qué, pero en este mundo no habían nada más que princesas y enanos. Y las princesas tenían las llaves de la puerta de los castillos; una bajaba de su alta torre para preguntarle a su vecina. Toc, toc.
-Tienes la llave, pasa cuando quieras, me estoy peinando.
Tenía una larga melena que le costaba peinar más de tres cuartos de luna menguante. (Esa era la unidad de medida de esta land).
-Amiga princesa azul, ¿has visto el fuego verde que hay en medio del bosque? Es como si se estuviera quemando algún árbol.
-Yo no huelo nada.
-Normal, ¡con tanto perfume! Ves y mira a ver si desde tu torre ves algo.
Dos días después, cuando terminó de arreglarse el pelo blanco, bajó de lo más alto y siguió:
-Yo no veo nada, princesa marrón. Serán imaginaciones tuyas.
-No, porque lo que imagino existe, y si lo he imaginado estará allí de verdad. Ven conmigo.
Pero no le creyó ni la consiguió convencer.
Princesa marrón tiene un largo pelo rubio ondulado que le llega hasta los tobillos, para no tropezarse al andar.
Ya fuera del castillo azul, construido con ladrillos del color del cielo, se dirigió por todo el reino mágico en busca de otra princesa que pudiera creer su historia.
-Voy a ver si la princesa amarilla me cree o me dice algo de qué puede ser.
Camino de la torre con un tejado rojo que estaba a milimillas de lejos de allí se encontró un caballo blanco con alas y tres cuernos.
-Debe ser de la princesa azul. -pensó.- Lo tomaré prestado, no creo que le importe. Luego sabrás volver, ¿verdad?
-Sí. -relinchó el pegaso.
En un santiamén, llegó al balcón de la torre amarilla y allí se encontraba la princesa que estaba esperando. Tenia unos anteojos morados con los que podía ver muy bien sino le tapaba su brillante pelo rojizo la vista apartándose el pelo de un soplido, como hiciere el asno que tenía con alas.
Bajó del burro y se despidió con un azucarillo de miel y limón.
-Princesa, princesa amarilla, ¿has visto el humo que sale de en medio de la selva? La otra princesa azulada no me ha hecho caso.
-Sí, lo veo, y no solo lo veo sino que sé lo que es.
-¿Ah? ¿Sí? ¿Y qué es?
-Son los trolls de las cavernas. Son seres apestosos que huelen a ciénaga y pantano y comen babas pegajosas de las larvas y babosas. Son seres repugnantes y muy mal educados que se portan muy mal y no respetan para nada a nadie. En cuanto tuviesen la ocasión, seguro que te lanzaban piedras y palos.
-Pero no puede ser. ¿Sí? ¿Quién imaginaría una cosa así? No me lo creo.
-Pues no te lo creas, princesa marrón, pero yo he oído cosas, y los ojos no mienten.
-¿Los has visto?
-Verlos, verlos no. Pero me los he imaginado así, y si me los he imaginado así es que muy diferentes no tienen que ser.
-Bueno, vale, voy a ver si encuentro a alguien haya visto u oído algo más.
Entonces vio un pequeño pato blanco con patas de flamenco y cuello de cisne.
-¡Oh! Qué patito más mono. ¡Ai! Me ha mordido.
-Es un pato. Los patos muerden. Tienen dientes.
-Yo pensaba que solo tenían pico.
-No.
-¿Qué le das de comer?
-Pan de aceite con queso a las hierbas, pero se me ha olvidado dárselo en un par de días.
-Claro, por eso está así.
Al día siguiente, llegó a casa de la princesa violeta. Había tenido tiempo para pensar en esa definición tan desagradable y grosera que le había hecho la princesa pelirroja que no podía creer. ¿Trolls de las cavernas? ¿Comerán mocos y se tirarán piedras? No, no puede ser.
-¡Violeta, violeta!
-Princesa marrón, te he dicho lunas de veces que me llames princesa violeta. No me ha costado sacarme el título en la escuela de magia para nada.
-Perdón. Princesa.
-¿Qué quieres?
A pesar de sus bruscos cambios de humor, la princesa tenía un corazón rosa, y era muy inteligente. No se dejaba engañar por lo que veía o le dijera nadie. Ni ella misma a veces. Puede ser un poco difícil convivir con ella misma tanto tiempo.
-Pues, verás.
-¿Qué tengo que ver?
Podía ser un poquito impaciente a veces, y podría tener unas ideas tan oscuras como la raíz de su cabello.
-He visto junto fuego junto al gran árbol, verde. ¿Podría estar incendiándose fuera de palacio?
-Sinceramente, no lo creo. Lo más probable es que algún enano esté haciendo a la brasa a alguna pobre e inocente criatura, o a otro enano.-dijo esto abriendo una de sus otras para coger una perla y atársela a su collar.

jueves, 1 de enero de 2015

Echon

Echo o no hecho a esta la noche. Blanca como la luna radiante brillaba. Noche mágica y estrellada con agujeros oscuros.
"Me pregunto cómo será la noche en otras partes." pensaba más allá de la galaxia Virgo A, el extraterrestre, orbitando en su cabeza inversa los colores en negativo de sus ideas.